Ya todo pasó, por fin se acabó.
La agonía por fin terminó.
¡Qué rápido sucedió!
Como vino se fue...
No dijo adiós,
sólo se fue.
No dijo nada...
ni una palabra.
Solo el murmullo en sus pisadas
en el aire dejó grabadas.
¿Ves la tormenta...?
Quedó refinada...
¿Sientes cómo cae el agua?
¿Sientes cómo se disipan las miradas?
Y, a lo lejos, el horizonte
te recibe con el amanecer y sus colores;
te invita a seguir adelante
y conocer esas nuevas emociones.
De tí depende tomarla,
no importa lo que suceda,
la invitación estará ahí.
Tarde o temprano acéptala.
Valdrá la pena, te lo aseguro.
No porque falles tú fallará el mundo.
La vida va siempre por un camino duro
pero esa tormenta contigo jamás pudo.
Tienes que ser fuerte,
tienes que crear tu propio destino;
quítate rencores, miedos y tristezas de la mente
y tomar siempre un distinto camino.
Ya que la vida se acaba,
te quedas con ganas de ver de nuevo esa mirada
y terminas haciendo "nada"... de nuevo nada...
Es momento de hacer lo que no pudiste en vidas pasadas.
Crea, construye, sueña...
Vive, ríe, anhela...
Que la vida sólo dura un momento,
y un momento de la vida siempre queda.
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