I'M IN A PRISON OF LOVE, A PRISON FULL OF OPEN DOORS..."
Me encontraba atada a un árbol. La cuerda rodeaba mi cintura y me sujetaba al resbaladizo tronco. Las ideas, los pensamientos, me oprimían la garganta. Mis ojos estaban clavados en cada uno de los cuerpos que paseaban delante de mí. Cada una llevaba una sola palabra tatuada en el pecho, con letras calientes que rimaban con la música del sudor de mis nervios.
El "egoísmo" se sentó delante de mí, riéndose con su mirada, mofándose de mi inquietud. Me dijo que nunca miró por mí, que nunca me cuidó, que prefirió centrarse en su vida olvidándose de la mía.
"Miedo" me afirmó que me amó, hasta dolerse en el llanto de nuestro abandono, pero que su realidad la encarceló en una celda de dudas que enterraron nuestras almas.
"Ambición" me confesó que esperaba algo más, que se quedó atrás de mis pasos, que le quedó grande el amor que le juré, que prefirió vestirse de novedades dolorosas.
"Diversión" fue feliz a mi costa, sellando su lengua en otros labios, hasta que su cuerpo le pidió más sueños por cumplir, pero no a mi lado.
"Infiel", simplemente, no dijo nada, no podía hablar, porque la culpa y la conciencia le pesaban tanto que su garganta enmudeció.
De repente, noté unas manos cálidas, desconocidas pero acogedoras. Noté cómo la cuerda se aflojaba. Allí ya no había nadie. Solamente la cuerda en el suelo, el árbol inmune a los sucesos ocurridos, la noche y yo. Pero sabía perfectamente que algo me había liberado de mis recuerdos...
Y era yo misma y mis ganas de vivir.
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