Miedo a la muerte, no. Miedo a morir, si. La muerte y morir son dos cosas muy diferentes. Con la muerte no hay problemas personales. Usted està muerto y sanseacabò, el problema es de los vivos, o sea de los que se quedan vivos. Estos tendrà n que ocuparse de actas de defunciòn, velorio decente, compra de la caja o sarcòfago, que hoy dìa con los precios como està n, cuestan un dineral.
Tendrà n ademàs que ocuparse del enterramiento, comprar el terreno o nicho. Los zacatecas, para hacer el hoyo, el empañete si no se va a enterrar directamente en tierra, y por ahì, una de gastos y papeleos, amèn de rezos, misas, asuntos de herencia si es que el difunto fue en vida un buen habiente, que no tiene madre.
Cualquiera no quiere verse en esos enredos. Si no se hacen, Sanidad se lleva tranquilamente el muerto a la fosa comùn y amèn. Pero a la gente le duele que un ser querido, de su corazòn lo entierrren de esa manera y hacen mil maromas para hacerlo como la gente decente.
A todo esto, el difunto, ni triste ni alegre; ni feliz ni infeliz; ni con dolores fìsicos y menos penas morales ni preocupaciones de ningùn gènero.
Asì pueden prenderle fuego. Tirarlo al mar, derricarlo por un barranco...y el difunto tan impasible y en paz, tan sereno en su lividez cadavèrica que dirìase reirse de los afanes de los vivos. Del interminable rosario de sus mùltiples preocupaciones.
Ahora bien, con el morirse si que hay problemas. El primero es que Ud. ni yo sabemos, y ni queremos pensar en eso, como và a ser la cosa. Un quebranto largo, doloroso. Un balazo para robarle. Un infarto al miocardio. Fusilado. En un incendio, o en una catà strofe natural, un terremoto, una inundaciòn, o simplemente consumido de puro viejo, en fin, son tantas las formas, todas tan factibles y fà ciles de acabar con nosotros, y uno no sabe ni cuà l va hacer, y menos cuà ndo. A eso es realmente a lo que se le teme.
Esa incertidumbre terrible. Esa hoz siempre preparada a segarnos de un solo tajo, con lo difÃcil que es nacer y con lo fà cil que es morir.
El nacer conlleva un/una compañera/ro, la madre. Mamà . Nueve meses de gestaciòn enclaustrados en su santo vientre, hasta que comienzan los dolores intermitentes de la madre, previo al parto, signo inequìvoco de que va a comenzar, independientemente ya, la nueva vida. El feto, sufre terriblemente, ya es un bebè. Tiene que transitar por el estrecho conducto de la vagina para venir al mundo. Sufre enormemente por ello, y se le graba para siempre, por eso su temor a morirse ya que es repetir, a la inversa, y hacia la tierra, que tambièn en madre, ese trà nsito tan doloroso y molesto..
No hay comentarios:
Publicar un comentario