Podría existir una estrella, allí arriba, que iluminara mis noches si me pongo a llorar. Algo pequeño, pero que me guiara si me hundo en un océano sin sol. Recuerdo que, de pequeña, me sentaba en las escaleras de la terraza de mi casa, atenta a los ruidos de la noche, y me quedaba embobada con el espectáculo de luces que me ofrecía el cielo. Las estrellas, las constelaciones...era mi pequeño universo, mi espectáculo privado y particular de fuegos artificiales.
Ahora sólo deseo ver, de vez en cuando, alguna que otra estrella fugaz...que me conceda solamente un deseo. Sólo tengo un deseo...
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